Actualmente el Estado de Chile es dueño de grandes extensiones de terreno en el norte del país que poseen aptitudes agrícolas pero que no tienen disponibilidad de agua. Esta línea de proyectos busca generar valor a través de la provisión de agua desalada para uso agrícola en estos territorios, transformándolos en productivos, generando empleos y extendiendo las zonas de cultivo de frutales de alto valor.

El modelo de negocio que se estudia involucraría el otorgamiento de garantías a empresas que se interesen en construir infraestructura de desalación y hacia los usuarios, la concesión de extensiones de territorio fiscal por un período de tiempo definido que permita el desarrollo de proyectos agrícolas. Esto permite mantener en manos del estado este territorio absorbiendo su valor y plusvalía. Una vez amortizada la inversión las tarifas de producción de agua se reducen sustancialmente lo que genera un valor aún mayor en una segunda concesión.

Adicionalmente, aproximadamente entre el 40% y 50% de los costos operacionales de las plantas desaladoras corresponde al suministro eléctrico, en donde el norte de Chile cuenta con una zona rica en radiaciones solares, siendo la esta energía una fuente renovable que contribuiría a hacer de estos proyectos 100% sostenibles.